sábado, 24 de enero de 2015

Resucitando "Ciutat Morta"

Cartel del documental tomado de la web cinercia.es


La proyección de “Ciutat Morta” ha levantado ampollas con el tema de las torturas por parte de la Guardia Urbana. Son muchos los que han tratado de negar esa circunstancia alegando no sé qué de dignidad del cuerpo y valor del funcionariado o las fuerzas de orden respecto a la ciudadanía… Vamos, que para algunos la palabra de un Guardia Urbano está por encima de la de cualquier ciudadano. De hecho la ley también acostumbra a estar del lado de las fuerzas del poder sin tener en cuenta que esas fuerzas son personas con las consiguientes debilidades humanas.
Personalmente soy de los que pienso que la palabra de un policía debe estar por debajo de la de cualquier ciudadano de probada honradez. Creo que esto es así por varias razones. La primera es que la declaración de un Guardia Urbano o un Policía, responde a su situación profesional y que si la situación resultante demuestra una debilidad humana, un error o un delito, puede peligrar su profesión. La segunda razón es que todas entidades cerradas, como lo son los cuerpos de orden público, generan un elevado corporativismo, por lo que raramente un elemento declarará contra otro. Y finalmente, porque la elevada necesidad de violencia que muestra ese oficio hace que habitualmente se acerquen a él individuos que sienten afinidad hacia ella, sin que se les rechace en masa ni se les prepare para contenerla.
En pocas palabras, que hay razones sobradas para considerar que en temas de violencia siempre es más sospechoso un señor uniformado que un civil.
Por si todo esto no fuese suficiente, durante las cargas policiales en Plaza Catalunya durante los hechos del 15M, un Guardia Urbano tuvo que ser suspendido tras interceptarse varios emails que denotaban unas ansias de violencia extrema. Lo más grave es que aquellas manifestaciones se hicieron sin ocultación, como parte de conversaciones habituales y tácitamente aceptadas por la mayoría de sus miembros.
Si aquellos hechos de 2011 no alertaron suficientemente de la existencia de individuos muy violentos, e incluso desequilibrados, dentro de la Guardia Urbana, el conocimiento de los hechos del 4F ya no dejan lugar a dudas.
Con todo esto no quiero decir que todos los miembros de la Guardia Urbana, ni siquiera un porcentaje elevado, sean unos violentos; pero sí afirmo que los que no lo son, por su esmerado corporativismo y por no quererse ver implicados, han pasado de puntillas y no se han querido enterar de esta realidad. Para quien aún lo dude, esto también es corrupción, y sin embargo, desde dentro, una persona con una ética impecable sería tratada como un vulgar chivato. Así que hasta que los propios cuerpos de Orden Público no hagan limpieza de sus miembros más incívicos, violentos y antidemocráticos, la palabra de cualquier uniformado no puede ser confiable para ningún ciudadano de bien por mucho que la justicia les dé más credibilidad.
Con todo esto no quiero decir que, la postura oficial que se expone en “Ciutat Morta”, no sea cierta, pero sí afirmo que aquello que hizo que en su momento fuese la aceptada como válida, no lo es. Es decir, que entre la palabra de unos violentos uniformados y unos supuestos uniformados con aspecto “okupa”, debió prevalecer la figura judicial de la presunción de inocencia. Porque siempre es mejor que un culpable quede libre antes de que se sentencie a un inocente.
Es para situaciones como esta para la que se pensaron en su día los indultos, no para liberar a corruptos, amiguitos del partido, banqueros o Mossos leñeros. Debe liberarse a aquellas personas en que existan sospechas sobre la vulneración de sus derechos o a aquellas que supongan en libertad un beneficio para la sociedad en general.
Deben investigarse los hechos del 4F, no obstante, no porque aún queden posibles inocentes en la cárcel, sino porque la limpieza de nuestras instituciones no solo está en entredicho, sino que hay evidencias de que hay elementos que han puesto en peligro los principios democráticos y los derechos civiles y, lo que es peor, hay posibilidades de que haya ocurrido más veces y aún pueda volver a ocurrir. En cuanto a los inocentes o no inocentes que pueda haber en presidio, ya digo, indulto cuanto antes. Si deben limpiar su honor, ese es un tema en el que no entro porque la investigación nos lo dirá… o no.
Lo lamentable de todo esto es que ya hay una persona, por lo menos, que no ya no superará nunca todo esto. Inocentes o culpables, la vida siempre es un pago excesivo.

Como siempre, la solución de un problema real nunca puede reparar el daño causado, sin embargo, dividiendo todo problema en partes elementales, siempre se puede alcanzar una resolución más aceptable.

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