martes, 14 de abril de 2015

A vueltas con los Dupis



¿Se acuerdan de los Dupis? Una especie de nuevos “Donuts” que la empresa Bimbo sacó, a finales de los 70 y comienzos de los 80,  para competir con ellos y... fracaso. Un fracaso que casi acaba con la marca de Granollers (Bimbo). Y que para salvarse tuvo que vender gran parte de sus acciones a la americana Eagle Foods.
Bueno, desde entonces ha llovido mucho y, ya no solo la empresa de Granollers ya no es la empresa de Granollers (las acciones se han repartido mucho y han quedado dentro de una macro empresa alimentaria donde destaca la alimentaria Martínez), tampoco la de Sant Andreu (Donuts) es ya la de Sant Andreu. De hecho Panrico no supo aprovechar tampoco su oportunidad y terminó metida en otro holding de la alimentación que, si en un principio parecía más funcional, al final se ha mostrado, incluso, más desastroso. Posiblemente la culpa, más que de los productos, es de los directivos que no han sabido dirigir una empresa con posibilidades.
El caso es que si en la década de los 80 Panrico pudo quitarle mucho mercado a Bimbo, que era la reina del pan de molde, en la actualidad Bimbo no solo vuelve a ser la reina de ese nicho de mercado, sino que se atreve a atacarle en los demás. Incluso se ha atrevido a volver a invadir ese nicho del que Donuts era el propietario absoluto. Pero esta vez Bimbo no entra al trapo y su producto, con muchas variaciones, ya no se llama Dupis, sino Buenazos, y ha sacado, además, la gama Buenitos, para competir con los Donetes.
¿Pero por qué el asalto a Donuts de ahora puede tener más posibilidades que el de hace 30 años?
Primero tenemos que ver que el sabor de Donuts estaba marcado en nuestros paladares desde nuestra más tierna infancia a todas las generaciones nacidas entre los años 50 y los 80. Un sabor que, como el de Coca-Cola, viene reforzado por grandes cantidades de azúcar refinado, y se ha grabado en nuestras memorias gustativas como la droga ideal. Competir con eso solo con las armas del marketing es un absurdo y un suicidio, y Dupis es el perfecto ejemplo.
Sin embargo, aunque Donuts es la dueña de ese nombre en España, a finales de los 80 y comienzos de los 90, desembarcaron en nuestro país sus auténticos creadores y que conocemos como DUNKIN Donuts, que para su triunfo en el mercado, consiguieron no competir directamente con los arraigados Donuts.
DUNKIN montó tiendas, tipo cafetería, en centros comerciales o lugares de paso, donde vender su producto recién hecho y relleno con infinidad de salsas dulces y cremas. Esa técnica, si bien no competía directamente con Donuts, sí que, a la larga, le quitaba el puesto de único referente, dando a las siguientes generaciones la posibilidad de una elección adicional.
Con ese ejemplo, hoy, Bimbo regresa a ese mercado disimuladamente, pero con la idea de ir conquistándolo poco a poco. Porque posiblemente hoy nadie cambiaría el sabor de un Donut por el de un Buenazo, pero con el tiempo… Y el actual momento es ideal ya que las ventas de Panrico se han desmoronado producto de un boicot con el que no está sabiendo competir y tampoco ha tenido la cabeza de comerse su orgullo y ceder ante la sociedad y ante sus trabajadores, para recuperar el mercado perdido.
Por si las técnica de Bimbo no fuese suficiente, ha cambiado la forma de uno de sus pasteles emblema “La Pantera Rosa” y ahora también tiene la forma toroidal de los Donuts.
La guerra Bimbo-Panrico lleva abierta más de 40 años. En los 80 Panrico casi la gana, pero ahora, debido a la torpeza de sus directivos, está a punto de perderla y, aunque no la pierda del todo, la falta de cintura de unos individuos incapaces de dirigir una gran marca, les apartará del liderazgo durante mucho, mucho tiempo.
Al final, es posible que los Dupis fuesen mejores que los Donuts.

miércoles, 8 de abril de 2015

Yihaidismo vs. Fernandismo

Fernández-Díaz, ese ministro de Interior que aprendió a hablar catalán por accidente, acostumbra a disparar contra todo aquello que huele a catalán. Una de las última fue aprovecharse de los yihaidistas recién conversos al islam, para insinuar que eso era culpa del soberanismo.
El muy imbécil no se da cuenta que los yihaidistas no son más que unionistas que han perdido la fe al ver a figuras del Opus, como el propio ministro, destrozando las pocas ilusiones que les quedaban.
Todas las personas necesitamos alguna ilusión que nos sirva de "live motive", y si esta puede estar enlazada a lo que más queremos, mejor. Pero cuando nuestras ilusiones se desvanecen, solo nos queda sobrevivir en la depresión a la espera de que las cosas cambien o buscar una idea radical que suponga romper con todo. Me imagino que la irrupción del yihaidismo es un poco eso, una forma de romper con todas las desilusiones mediante una idea radical. Y si el yihaidismo representa la radicalidad, la principal desilusión que no deja otra salida, está representada, sin duda, por el gobierno del PP, su ministro del interior y el comportamiento inmoral de la iglesia católica.