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Música y cine bajo mínimos, para la industria los
responsables son los piratas, para los artistas depende. Entre tanto se
inventan un canon a los sistemas de reproducción del que solo cobran los
afiliados a una determinada asociación privada.
¿Es todo cierto?
La primera pregunta que hay que contestar es: ¿Cómo se
escucha la música?
En la actualidad la mayoría respondería que en su móvil,
pero, hasta hace muy poco, la gran mayoría nos hubiese hablado de los dispositivos
mp3 y mp4. Bien visto, el uso de los smartphones para este fin, no es más que
una extensión del uso de mp3, porque los smartphones son ese todo en uno que
siempre soñamos. En cualquier caso, la mayoría de los que escuchan la música en
esos dispositivos, la pregrabaron con un PC y la trasladaron a una memoria
micro SD. Esa música salió de CD’s, de archivos antiguos digitales y, solo en
un pequeño número de casos, bajada legalmente de la red. Claro que, también,
hay ya un gran número de personas que están apuntadas a plataformas de pago
para escuchar música con o sin descargas.
Ningún consumidor de música se lo plantea ya, pero lo cierto
es que la industria musical no respondió adecuadamente al formato digital. Si
bien parecieron adaptarse aceptablemente al CD, no se percataron de que los
consumidores necesitaban un formato más pequeño y adecuado que hiciera factible
la portabilidad física. A finales de los 90 debieron desarrollar un formato
similar al de las consolas portátiles de videojuegos, pero dieron lugar a que
los primeros mp3 se les adelantaran y, aun así, siguieron sin reaccionar.
Tampoco prestaron atención a la distribución por la red y llegaron tarde, mal y
pretendiendo cobrar por servicios que no eran capaces de dar. Ellos mismos
hicieron que la piratería no fuese una opción sino una necesidad.
Pero si todo esto fue una lección que debían asumir, lo
cierto es que siguen en sus trece casi 20 años después. En estos momentos el
formato base se llama micro SD, pero quién ha visto a una sola discográfica
trabajando para intentar vender los trabajos de sus artistas en este formato.
No, es más fácil cobra 1 euro (en el mejor de los casos) por la descarga de una
canción, sin ningún derecho ni garantía. Mal que les pese a artistas e
industria, la piratería ofrece lo mismo y prácticamente con la misma
desvergüenza… y eso que apenas hemos mencionado lo del canon, porque si tuviéramos
que entrar en este terreno aún tendríamos que tratar a los piratas como héroes
del desaguisado musical.
Algo similar podríamos decir del panorama cinematográfico.
Sin embargo, en el tema del cine tenemos que aceptar que hasta hace muy poco
los DVD han podido responder a las expectativas, sobre todo con la aparición de
los BluRay para HD y 3D. Posiblemente en este tema la piratería tiene menos
razón de ser. Sin embargo los tiempos cambian y las smartTV suponen un fuerte
cambio. Puede que haya llegado el momento de empezar a comercializar las
películas en llaves USB no regrabables.
El tema ya no es la piratería. El tema es dar el formato
físico más adecuado para el disfrute de los clientes.
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