sábado, 28 de noviembre de 2015

La imagen de los políticos

Imagen tomada de la web del diario Ara.


Hay políticos a los que se ha criticado por una imagen o una postura ilógica, ofrecida una sola vez, pero hay que reconocer que, la mayoría de políticos tiene unos puntillos o tics que, por habituales, les califican perfectamente.
El caso de Rivera es uno de los más interesantes, porque siempre habíamos criticado su habitual costumbre de tocarse la nariz, que habitualmente hablaría de un mentiroso compulsivo, y de su obsesión por sorber con la nariz, que, para un político, puede suponer algo más preocupante. Ya sea porque podría derivar en una sinusitis o porque podría delatar un abuso de administrarse productos por la nariz. Y no vamos a decir que Rivera podría ser cocainómano, porque también pudiera ser que le pasara como a la vecina de los chicos de "Big Ban teory". Kaley Christine Cuoco, Penny en la serie, tuvo que ser operada por culpa de su adicción a los inhaladores nasales. Al final, Albert Rivera, le guste o no, se ha ganado a pulso el apodo de Farlopito.
Mariano Rajoy será reconocido por sus obnubilaciones, sus pérdidas de contacto con la realidad y sus caras de idiota. No hace falta entrar en detalles porque a todos nos viene alguna a la memoria. Así es lo mismo decir Mariano, Rajoy o "¿y la europea?".
Artur Mas, o el hombre L’Oreal, fue caricaturizado por el programa Polonia con aquel  gracioso “-¡Guapu! -¡Gracies!”. Y es que el político catalán parece que siempre está buscando su mejor perfil para la cámara.
Duran i Lleida siempre fue la antítesis de Mas. Lleida intentaba mantener una dignidad imposible mientras terminaba cayendo en los tópicos de los andaluces y que estos, en lugar de culpar a este individuo, extendían a todos los catalanes. El mismo político que enemistó a media España contra los catalanes es hoy uno de los máximos valedores del “españolismo” en España. Por eso Duran y la contradicción siempre serán una misma cosa.
Pablo Iglesias siempre ha intentado que sus detractores se fijen en su coleta, en su ropa del Carrefour, y otra serie de menudencias que terminarían por calificar más al crítico que al criticado. Todo muy inteligente hasta que tuvo que entrar, en las elecciones catalanas, en la política de verdad. Allí se olvidó de demasiadas cosas, por ejemplo de que allí era un invitado y que solo hablando en positivo podía aportar cosas buenas. Iglesias entró al trapo contra la imagen del President Mas, por desgracia para él, y gracias a la ineptitud del PP, la imagen del President estaba blindada. Iglesias hizo más mal que bien a CSQP. Después llegaron sus debates con Rivera y todos, después de haberlo visto en TV, pensábamos que se comería al de Ciudadans, pero no fue así. Iglesias es un neófito en el debate político y después de 9 años en activo, Rivera ha aprendido a minar los argumentos del rival cortándolos con una cuña humorística. Mientras Iglesias cree que con argumentos sólidos se puede todo, Rivera sabe que lo que importa es llevar una imagen al populacho, que no son necesarios los argumentos si los del rival no llegan y, además, consigues arrancar una sonrisa a la plebe. Rivera explota las características del abusón de patio de colegio, pero ha logrado plasmar en la gente una imagen de Pablo Iglesias como el enanito gruñón, y ahora esta puede prevalecer si los asesores de pablo Iglesias no logran compensarla.
Y es que en ocasiones la imagen no tiene por qué ser ciertas. Ese sería el caso de Antonio Baños, un político del que sabemos muy poco y que, por ello, la imagen que han creado los hooligans de CDC ha calado más que la realidad del propio personaje, allá donde esté.
En otras ocasiones el parecido con determinados personajes de ficción anulan toda posibilidad de que el político que pueda haber debajo se pueda tomar en serio. Este sería el caso de la vicepresidenta el Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Es imposible mirarla y no ver a la cerdita Peggy. Si por lo menos no hablara con esos  tics sañosos  de colegiala maleducada y mandona, si no levantara la cabeza para soltar sonidos agudos y poco agraciados, si se sacara la patata de la boca para hablar, si…

Es lo que tiene la política, uno se ofrece a tener una imagen y él es tan responsable de ella como los que se ríen de ella. Que después algunos, como Rivera, pretendan denunciar a los que se burlan de esa imagen creada, solo puede generar más burlas. Por cierto, si al final prospera la denuncia de Albert Rivera contra  Juan Carlos Monedero, espero que obliguen a Rivera a hacer análisis de orina, pelo y sangre, para demostrar que lo de Farlopito no es acertado. Pero me da a mí que…