sábado, 9 de agosto de 2014

Tomando perspectiva


Hace unos pocos días que he regresado de Londres y, hasta ahora, no me he atrevido a manifestar la enorme impresión que me ha causado este viaje.
Inglaterra, Gran Bretaña, Londres… tienen muchas cosas que podían hacerme pensar y posiblemente nunca tendré tiempo suficiente para todas ellas: por qué la Libra se ha podido mantener tan fuerte al margen del euro, por qué nuestro futuro en forma de jóvenes doctorados están trabajando allí de friegaplatos, por qué la City domina aún el mundo financiero, por qué en Londres hay tantísimos coches de lujo y mayoritariamente conducidos por árabes, cómo pueden aguantar los londinenses tan pesada profusión de turistas en sus zonas más emblemáticas, por qué las leyes británicas permiten que cada día exista un escrache diferente delante de la casa de su presidente sin montar los sidrales que en nuestro país ha organizado el PP…
Como se puede ver, Gran Bretaña difiere mucho de nuestra pequeña y apestosa monarquía bananera. Qué os voy a contar yo cuando vosotros ya estáis hartos de ver esas diferencias en los medios de comunicación. Aunque vivirlo es una experiencia que vale la pena… aunque muy cara. Los precios y los cambios de euros a libras son algo que no se puede sostener demasiado a menudo, la verdad.
Sin embargo, la mayor de las diferencias que he visto en ese Londres capital del que fuera el mayor Imperio de la historia, con nuestro país, es el respeto.
Encender la TV en un canal de la BBC y ver los juegos de la Commonwealth donde, en un combate de lucha, se veía la bandera escocesa y la de un país de polinesia por la representación que hacían los luchadores. La verdad es que no conozco ninguna fórmula para poner respetuosamente la senyera catalana en TVE. De hecho, en 36 años de democracia, nunca he visto un símbolo catalán en la TV nacional, sin ir acompañada de alguna expresión, como poco, sutilmente despectiva. Así que oír al locutor inglés hablar con admiración del “scotch player” me supuso un gran choque.
Estar en el centro de un gran ciudad supone ver también a la gente que desea ganar dinero de forma no tradicional (legales e ilegales) y donde los turistas son importantes: carteristas, trileros, estatuas humanas, pedigüeños, manteros, artistas urbanos… Precisamente entre estos últimos, los artistas urbanos, destacaban los gaiteros, pero no crean que todos eran escoceses. Sin embargo, los londinenses auténticos diferenciaban perfectamente, frente al Parlamento británico, a un gaitero gallego de uno escocés… ojalá los miembros de un grupo de turistas españoles que pasaban por el puente de Westminster no me hubiesen avergonzado siendo incapaces de diferenciarlos.
En general, lo que viví, es que a pesar de las diferencias, y el proceso de independencia que se está llevando, existe un respeto por Escocia, en Londres, muy superior al que se puede encontrar en cualquier rincón de España por Catalunya. De hecho, ni siquiera mediante la denuncia de esa mala relación que supone el Procés Soberanista, ha servido para corregir eso. Antes, al contrario, parece que España aún se comporta mucho más groseramente contra todo lo que huele a catalán, llegando a un punto que, más que un proceso de independencia, parece un proceso de expulsión. Si esas son las tácticas de los unionistas, deberían hacérselo mirar.
Desde Londres vi que Escocia era algo muy diferente, pero por lo que, a pesar de las posibles incomprensiones que eso pudiera generar, había una voluntad de respeto. Por supuesto no estuve en Escocia, por lo que no vi todas las razones de la Independencia y que intuyo que tienen más de histórico que de cultural y de respeto. Sin duda esas son las razones de que el proceso escoces esté, a priori, tan igualado.
Por otro lado, en el proceso catalán, la historia es lo de menos, incluso un tema tan importante como el económico, en plena crisis, no sería decisivo; pero las continuas faltas de respeto en los últimos tiempos, la diferenciación continua para lo malo, pero no para lo bueno y, sobre todo, el ejercicio tan desproporcionado de la capitalidad, por parte de Madrid, han provocado una situación de imposible reconciliación que el gobierno del PP se está empleando a fondo en fomentar.
Sinceramente, sé que muchos intentan ocultar el dato, incluso entre los independentistas, porque no desean crear alarma, pero el independentismo, en estos momentos, es voluntad de más de dos terceras partes de la población… Y va a más.
Y lo que debería ser más sorprendente, pero para quien lo vive no lo es, el independentismo ha traspasado las barreras de los barrios de inmigrantes de mayoría castellanohablante. En estos momentos el independentismo ya no es una tendencia de “pobles” de “catalanes cerrados” y empieza a ser la tendencia de la izquierda urbana y harta de vivir pisoteada y sin salidas. Por eso PP, CiU, PSC, C’s… la derecha en general, pierde fuelle. A decir verdad, mal que les pese a “La Casta”, Podemos es la única esperanza del unionismo en Catalunya, justo porque representa al unionismo respetuoso.

Curioso que tenga que ser un viaje al extranjero… un viaje a Londres, el que tenga que darme una nueva perspectiva de lo que está pasando realmente en nuestra casa.

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