domingo, 31 de agosto de 2014

El milenarismo existe

Imagen tomada de editorialhijosdemuleyrubio.com 


A comienzos de los años 90 o finales de los 80, en un conocido programa de Sánchez Dragó, el dramaturgo Fernando Arrabal, en un marcado estado de aparente embriaguez, dijo: "el "milenarismo" existe.
Con casi una década por delante y un estado de tranquilidad frente al cambio de milenio muy grande, destacaba más el estado alterado de quien decía la frase, que la frase en sí.
Y es cierto que nadie podía creerse esas corrientes pesimistas, llenas de malos augurios que tradicionalmente se relacionan con los cambios de siglo y aumentan en fechas más redondas, como por ejemplo el cambio de milenio.
Esa oleada de pesimismo se vivió ya en la edad media, en las proximidades del año mil, y algunos historiadores le dieron en llamar "milenarismo" Hoy sabemos que ese milenarismo no acabó con el advenimiento del año mil, sino que prosiguió con la reinterpretación de los hechos del momento, y en especial con las guerras o las epidemias. la situación alimentó aún más esto porque en Europa convivían dos calendarios que marcaban el año 1000 con varios años de diferencia (calendarios gregoriano y juliano).
En 1990 parecía que las histerias colectivas por el cambio de milenio estaban totalmente superadas, pero Fernando Arrabal, en un instante de lucidez, trato de explicar que el milenarismo no podía restringirse al año 2000.
Pocos años después llego la crisis de 1993 y se empezó a hablar del efecto 2000 en los ordenadores. Al final la sorpresa la dieron algunos equipos antiguos con Unix, que fallaron el 9/9/1999, pero nada de vital importancia. la trascendencia fue un enorme gasto en actualizaciones y que impidió la correcta inversión en una Internet IPv6, para substituir la IPv4 y que estamos empezando a sufrir ahora.
Pero cuando los mismo que se rieron del "milenarismo" ya respiraban tranquilos, llegó el 11S, en 2001 ¿Atentado o complot? Los sucesos se dispararon: Afganistán, Irak... y con esas escuchas se introducían en el sistema económico mundial, auténticos cartuchos de dinamita y cuñas, que pretendían destrozarlos con fines poco claros... y así en 2007 estallaba una gran crisis casi comparable a la que siguió al Crack del 29, pero cuyas consecuencias para las clases media y bajas (la única parte de la sociedad que debería importar, porque es su esencia) han sido miles de veces peor.
En todo este estado de depresión, la mayoría de credos, religiones, fanatismos, sectas y catastrofistas, sacan a pasear sus profecías y teorías del fin del Mundo, empezando por la Profecía Maya de 2012 y las habituales de Nostradamus o San Anselmo, siguiendo por las más absurdas como la de Fátima, y dando cabida a otras desconocidas y hasta inventadas. Justo aquel milenarismo del que allá por 1990, e iluminado, posiblemente por el alcohol, nos advertía Fernando Arrabal.
Sí, señores, el milenarismo existe, y solo hay que abrir You Tube y poner en su buscador, "fin del Mundo", "profecía" o cualquier otra cosa similar, para comprobar que eso es así.
Así que, no lo duden señores, posiblemente no tenga nada que ver con lo dicho por Fernando Arrabal, pero está claro que, el milenarismo existe.


sábado, 9 de agosto de 2014

Tomando perspectiva


Hace unos pocos días que he regresado de Londres y, hasta ahora, no me he atrevido a manifestar la enorme impresión que me ha causado este viaje.
Inglaterra, Gran Bretaña, Londres… tienen muchas cosas que podían hacerme pensar y posiblemente nunca tendré tiempo suficiente para todas ellas: por qué la Libra se ha podido mantener tan fuerte al margen del euro, por qué nuestro futuro en forma de jóvenes doctorados están trabajando allí de friegaplatos, por qué la City domina aún el mundo financiero, por qué en Londres hay tantísimos coches de lujo y mayoritariamente conducidos por árabes, cómo pueden aguantar los londinenses tan pesada profusión de turistas en sus zonas más emblemáticas, por qué las leyes británicas permiten que cada día exista un escrache diferente delante de la casa de su presidente sin montar los sidrales que en nuestro país ha organizado el PP…
Como se puede ver, Gran Bretaña difiere mucho de nuestra pequeña y apestosa monarquía bananera. Qué os voy a contar yo cuando vosotros ya estáis hartos de ver esas diferencias en los medios de comunicación. Aunque vivirlo es una experiencia que vale la pena… aunque muy cara. Los precios y los cambios de euros a libras son algo que no se puede sostener demasiado a menudo, la verdad.
Sin embargo, la mayor de las diferencias que he visto en ese Londres capital del que fuera el mayor Imperio de la historia, con nuestro país, es el respeto.
Encender la TV en un canal de la BBC y ver los juegos de la Commonwealth donde, en un combate de lucha, se veía la bandera escocesa y la de un país de polinesia por la representación que hacían los luchadores. La verdad es que no conozco ninguna fórmula para poner respetuosamente la senyera catalana en TVE. De hecho, en 36 años de democracia, nunca he visto un símbolo catalán en la TV nacional, sin ir acompañada de alguna expresión, como poco, sutilmente despectiva. Así que oír al locutor inglés hablar con admiración del “scotch player” me supuso un gran choque.
Estar en el centro de un gran ciudad supone ver también a la gente que desea ganar dinero de forma no tradicional (legales e ilegales) y donde los turistas son importantes: carteristas, trileros, estatuas humanas, pedigüeños, manteros, artistas urbanos… Precisamente entre estos últimos, los artistas urbanos, destacaban los gaiteros, pero no crean que todos eran escoceses. Sin embargo, los londinenses auténticos diferenciaban perfectamente, frente al Parlamento británico, a un gaitero gallego de uno escocés… ojalá los miembros de un grupo de turistas españoles que pasaban por el puente de Westminster no me hubiesen avergonzado siendo incapaces de diferenciarlos.
En general, lo que viví, es que a pesar de las diferencias, y el proceso de independencia que se está llevando, existe un respeto por Escocia, en Londres, muy superior al que se puede encontrar en cualquier rincón de España por Catalunya. De hecho, ni siquiera mediante la denuncia de esa mala relación que supone el Procés Soberanista, ha servido para corregir eso. Antes, al contrario, parece que España aún se comporta mucho más groseramente contra todo lo que huele a catalán, llegando a un punto que, más que un proceso de independencia, parece un proceso de expulsión. Si esas son las tácticas de los unionistas, deberían hacérselo mirar.
Desde Londres vi que Escocia era algo muy diferente, pero por lo que, a pesar de las posibles incomprensiones que eso pudiera generar, había una voluntad de respeto. Por supuesto no estuve en Escocia, por lo que no vi todas las razones de la Independencia y que intuyo que tienen más de histórico que de cultural y de respeto. Sin duda esas son las razones de que el proceso escoces esté, a priori, tan igualado.
Por otro lado, en el proceso catalán, la historia es lo de menos, incluso un tema tan importante como el económico, en plena crisis, no sería decisivo; pero las continuas faltas de respeto en los últimos tiempos, la diferenciación continua para lo malo, pero no para lo bueno y, sobre todo, el ejercicio tan desproporcionado de la capitalidad, por parte de Madrid, han provocado una situación de imposible reconciliación que el gobierno del PP se está empleando a fondo en fomentar.
Sinceramente, sé que muchos intentan ocultar el dato, incluso entre los independentistas, porque no desean crear alarma, pero el independentismo, en estos momentos, es voluntad de más de dos terceras partes de la población… Y va a más.
Y lo que debería ser más sorprendente, pero para quien lo vive no lo es, el independentismo ha traspasado las barreras de los barrios de inmigrantes de mayoría castellanohablante. En estos momentos el independentismo ya no es una tendencia de “pobles” de “catalanes cerrados” y empieza a ser la tendencia de la izquierda urbana y harta de vivir pisoteada y sin salidas. Por eso PP, CiU, PSC, C’s… la derecha en general, pierde fuelle. A decir verdad, mal que les pese a “La Casta”, Podemos es la única esperanza del unionismo en Catalunya, justo porque representa al unionismo respetuoso.

Curioso que tenga que ser un viaje al extranjero… un viaje a Londres, el que tenga que darme una nueva perspectiva de lo que está pasando realmente en nuestra casa.