Imagen tomada de www.floresporimpulso.com
Ayer se cumplieron
40 años desde la famosa Revolución de los Claveles que liberó a Portugal de su
dictadura, pero esta fue posible porque el propio ejercicito luso se puso del
lado del pueblo. Algo que en España sería impensable. De hecho, cuando hablamos
de “La Casta”, los grados altos del ejército español están dominados por este
tipo de individuos incapaces de ver más allá de ellos mismos.
Pero no siempre fue
así. De hecho, en los últimos años del franquismo, aparecieron una serie de
militares, en su mayoría jóvenes, que ya pensaban en un país mejor y
verdaderamente democrático. Se hicieron llamar Unión de Militares para la
Democracia (UMD). Ellos intentaron extender sus ideales democráticos a través del
ejército, pero “La Casta” era fuerte y no deseaba ser… importunada.
Durante años, cada
vez que se localizaba a uno de estos militares de la UMD era expulsado y, a poder
ser, degradándolo antes y sin honores.
Dicen que hubo
alguna de estas expulsiones, todavía en 1978. De hecho no hacía falta ser de la
UMD para sufrir las iras de “La Casta”, si eras sospechoso de simpatizar con
algunas de ellas, ya era suficiente para que, como mínimo, el grueso del
ejército le girara la cara, aunque fuera un general… como bien pudo comprobar
Gutiérrez Mellado, que sin pertenecer al
UMD, se había atrevido a hablar bien de algunos de sus valores e intentó frenar
aquella sangría de buenos militares.
Después de más de
35 años de supuesta democracia, sigue sin reconocerse la labor de la UMD y sin
restituirse a los miembros de aquel cuerpo de demócratas que lo perdió, casi
todo, por un verdadero servicio a España y a su pueblo.
Así, que, cuando
leo que los portugueses, a pesar de estar pasándolo tan mal, siguen valorando a
su ejército como la mejor institución de su país, siento una enorme envidia
hacia ellos. Sobre todo porque veo que tantas misiones humanitarias en el
extranjero no han servido para cambiar unos ideales medievales, elitistas y
absurdos, que hablan de la unidad de España como algo sagrado mientras el
pueblo les importa una puta mierda. Un ejército que sigue manteniendo una legión
que promueve los valores más viles a sus individuos y les permite fotografiarse
con una bandera franquista sin licenciarlos con deshonor por deshonrar al
pueblo español y al espíritu democrático que juraron defender.
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